En Inglaterra, cinco loros grises africanos se hicieron famosos por algo inesperado: sus malas palabras. Billy, Eric, Tyson, Jade y Elsie llegaron juntos al Lincolnshire Wildlife Park y, como buenos imitadores, empezaron a repetir insultos que escuchaban. 🦜😆
Según el personal del parque de vida silvestre, los cinco loros fueron puestos juntos en cuarentena cuando llegaron, y durante ese tiempo, se enseñaron mutuamente a maldecir. Así que, cuando los trasladaron a la zona de visualización pública, comenzaron a maldecirse unos a otros, y a los visitantes.
Lo curioso es que no se quedaron ahí. Cada vez que uno soltaba una grosería, los otros se reían y lo animaban a seguir. Pronto, la travesura se convirtió en un coro de carcajadas y palabrotas que divertía a los visitantes… pero preocupaba a los cuidadores.
Pronto, ya había 8 loros influenciados por las palabrotas. Así que, para evitar que toda la bandada de más de 200 loros aprendiera el mismo repertorio, tuvieron que separarlos. No como castigo, sino como medida para frenar la “mala influencia” entre ellos.
Esta historia nos recuerda que los animales no solo aprenden de nosotros, también se influyen entre sí. La inteligencia y la vida social de los loros es tan rica que incluso pueden crear sus propias dinámicas grupales… aunque sean de travesuras.
Porque la naturaleza también tiene sentido del humor: a veces, la ternura se disfraza de picardía. 🤭💚
📷 Lincolnshire Wildlife Park
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Fuente: Animales queridos
