“Este virus no tiene la capacidad de transmisión en humanos (…) existe un riesgo de que en algún momento ocurra una mutación y se pueda adaptar. La recomendación es no manipular”, indicó Alberto Chebabo, presidente de la Sociedad Brasileña de Infectología”.
Para evitar la propagación del virus, las autoridades dispusieron que los cuerpos de los animales sean enterrados en zanjas de dos metros de profundidad y advirtieron a los turistas que evitan tocar o acercarse a los animales muertos, así como también no llevar a sus mascotas a la playa.
Medios internacionales reportaron la muerte de al menos 550 mamíferos acuáticos, en su mayoría lobos marinos, en el litoral de Rio Grande do Sul, en Brasil.
Las autoridades sospechan que las muertes podrían deberse a una afección masiva de gripe aviar en la localidad, en donde empezaron a notificarse casos desde el 30 de septiembre y el 3 de octubre de 2023.
