Para ser influencer no hace falta ir a la universidad. Así me lo explica mi estudiante Adrián, cuando le pregunto por qué tiene tanto éxito Nancy Risol, la joven Saraguro que tiene ya un millón de seguidores en YouTube. Adrián atribuye el éxito de esta chica a su espontaneidad. Dice que esta joven tiene carisma y sencillez y que muestra su vida diaria en el campo, sus mascotas, sus costumbres gastronómicas, a la vez que conserva sus atuendos y su tradición indígena.
¿Qué hacen los influencers? Para ser influencer se requiere tener una presencia destacada en las redes sociales al tener un número considerable de seguidores. Los influencers crean contenido en plataformas digitales como Instagram, YouTube, TikTok, blogs, podcasts, entre otros. Publican ya sea fotos, videos, artículos o mensajes, para atraer y mantener la atención de su audiencia; suelen tener áreas de interés o especialización y suelen interactuar con su audiencia de forma personalizada. Sus seguidores, se podría decir, se comprometen a mantenerse fieles al/la influenciador/a.
Dos aspectos cruciales que atraen a las audiencias son la autenticidad y la personalidad de los influencers. Comparten su vida, experiencias, opiniones y perspectivas de manera transparente, lo que les ayuda a establecer una conexión emocional con su audiencia. Su personalidad única y estilo distintivo atraen a seguidores y los mantienen comprometidos. La cercanía que crean al relacionarse con la audiencia produce en ésta una sensación de comunidad. A menudo, los influencers son identificados por las empresas que los contratan para promocionar productos o servicios, lo que genera ingresos para estos presentadores de contenidos.
Parece ser que el atractivo principal de los influencers es que a la sociedad le encanta la idea de que las personas “sean ellas mismas”. La mayoría de influencers se presenta como una persona normal que tiene sus propios problemas y que están tratando de descubrir cómo manejar sus vidas. Eso les da credibilidad.
