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<p>A 24 horas del desembarco de Normandía, a Dwight Eisenhower, el general al mando de la operación, le mostraron las previsiones meteorológicas. Lluvia, nubes bajas y viento fuerte en el canal. El parte era el mismo para los aliados británicos y estadounidenses, pero los interpretaban de forma diferente. Mientras los primeros pedían anular la misión, los segundos veían una ventana de oportunidad la noche del 5 al 6 de junio de 1944. Fue a estos a los que escuchó Eisenhower. Por suerte para el destino del mundo, todo salió bien y unos meses después, cautivo y desarmado, Hitler se suicidaba en su búnker.</p>