La ley, denominada C-11, otorga a la Comisión Canadiense de Radio, Televisión y Telecomunicaciones (CRTC) amplia autoridad para regular estas plataformas, al igual que lo hacen con la radio y la televisión.
El gobierno dice que es necesario promover a los artistas locales y evitar que los gigantes del streaming tengan carta blanca para la difusión de su contenido.
Aunque no está claro cómo serán las regulaciones finales, la ley ha provocado la ira de todos, desde tiktokers hasta la popular autora Margaret Atwood.