En una antigua tumba cerca de Roma apareció una joya que está dejando a los arqueólogos sin explicación sencilla:
un anillo de hace más de 2,000 años cuyo interior muestra un retrato que parece flotar en 3D, como si fuera un holograma creado por los romanos.
La pieza pertenecía a Aebutia Quarta, y dentro del cristal de roca está tallado el rostro de su hijo, Tito Carvilio Gemello.
Pero aquí viene lo increíble:
Cuando la luz entra en el cristal,
el rostro cambia, se mueve,
y se ve como suspendido en el aire.
Un efecto óptico tan preciso,
que parece tecnología moderna…
pero hechos totalmente a mano.
Los expertos explican que no es un holograma real, sino una ilusión óptica lograda gracias a una talla microscópica que solo unos pocos artesanos del Imperio Romano dominaban.
Un nivel de perfección que incluso hoy sería difícil de igualar sin herramientas avanzadas.
Este anillo no solo es una joya funeraria.
Es una prueba de que los romanos entendían la luz y la profundidad visual mejor de lo que imaginamos.
📊Fuente: Museo Archeologico Nazionale di Palestrina (Italia), donde se conserva el anillo de Aebutia Quarta y el retrato en cristal de Tito Carvilio Gemello.