Lo que empezó como una sorpresa navideña inolvidable terminó convirtiéndose en una amarga polémica. En Arkansas, el empresario Grant Wise reunió a colaboradores y clientes en el restaurante Oven & Tap con un objetivo claro: agradecer la atención de su mesera con una propina histórica.
Cada comensal aportó 100 dólares y, al final de la noche, Wise anunció la cifra frente a todos: 4.400 dólares para la mesera Ryan Brand y los compañeros que la asistieron durante horas de servicio. Ryan rompió en llanto. Tras más de tres años de trabajo y con deudas acumuladas por la pandemia, ese dinero significaba un verdadero alivio para empezar el año.
Sin embargo, la alegría duró poco. Según relató la propia Ryan, la administración del restaurante le exigió entregar la propina para “repartirla” entre todo el personal y le advirtió que ella solo recibiría el 20%. La mesera explicó que el acuerdo inicial era que el dinero fuera para quienes atendieron específicamente esa mesa.
Poco después, fue despedida.
La decisión generó indignación, incluso en quien impulsó el gesto. “No entiendo por qué le pasaría esto a una mujer tan dulce y bondadosa”, escribió Grant Wise al enterarse de lo ocurrido.
La historia, que parecía un ejemplo de generosidad, terminó levantando un fuerte debate sobre las propinas, los derechos de los trabajadores y los límites del poder de los empleadores.
