Pero lo que realmente la conquistó no fueron los conciertos ni las cámaras, sino algo mucho más cotidiano.
Ella cuenta que aquí encontró una libertad que nunca había sentido: la de ser ella misma sin necesidad de producirse. Una vez salió rápido a comprar algo, con ropa cómoda, sin maquillaje y el cabello tal como despertó. Pensó que pasaría inadvertida… pero no. La reconocieron igual, la saludaron con alegría y hasta le pidieron fotos, como si verla así fuera lo más normal del mundo.
Y en ese tipo de momentos, Belinda entendió algo que la marcó: en México no tiene que fingir, ni esconderse, ni preocuparse por verse perfecta. La quieren por lo que es, no por cómo se arregla.
“Eso es lo que más valoro”, suele decir. “Que puedo caminar tranquila, ser espontánea, ser humana… y aun así recibo un cariño enorme”.
Porque para ella, la magia está en lo simple: en sentirse aceptada sin filtros, sin poses y sin expectativas irreales.
🇲🇽✨ Belinda, la cantante que descubrió que en México la abrazan incluso en sus días más simples.
