Italia avanzó hacia la implementación de la castración química para violadores y pedófilos como parte del plan de Giorgia Meloni para endurecer la lucha contra los delitos sexuales.
El proyecto propone un tratamiento hormonal voluntario y reversible a cambio de reducir la pena.
La iniciativa divide al país entre quienes la ven necesaria y quienes la consideran extrema e inconstitucional.