Las personas han comenzado a reconocer que algunas habilidades que han desarrollado y en las que se han especializado podrían ser reemplazadas por la IA, siendo realistas», explica una diseñadora gráfica especializada en animación que prefiere mantenerse anónima.
En su caso, la sorpresa llegó al ver imágenes generadas por programas informáticos como Midjourney o Stable Diffusion, que surgieron el año pasado. Acostumbrada al sector de los medios, que ya había sido afectado por despidos masivos, esta neoyorquina ya no tiene certeza sobre cómo serán nuestras profesiones en cinco años, o incluso antes.
Clare Gustavsson, una psicoanalista neoyorquina que tiene varios pacientes que le hablan de la IA, destaca que «todo lo nuevo y desconocido produce ansiedad» y que la rápida evolución tecnológica dificulta encontrar referencias.
Meris Powell, psicoterapeuta en Nueva York, relató que un profesional del espectáculo expresó su preocupación por el uso de la inteligencia artificial en el cine y la televisión, un tema importante que incluso llevó a la huelga de actores y guionistas en Hollywood. Según Gustavsson, son las profesiones creativas las que más se inquietan por este avance.
Sin embargo, programadores, asesores telefónicos, jurídicos o financieros, contadores y periodistas ya conviven con la IA generativa, que puede producir artículos, recomendaciones de inversión o líneas de código de programación rápidamente.
Según un estudio publicado en marzo, los analistas del banco Goldman Sachs estiman que la IA generativa eliminará o reducirá la actividad de unos 300 millones de empleos.
«Espero que mi trabajo se vuelva obsoleto en diez años, ya que las capacidades de la IA permitirán que realice la mayoría de las tareas que realizamos los empleados bancarios», reflexiona Eric, de 29 años, que trabaja en una agencia bancaria y considera cambiar de carrera.