A regañadientes, hemos ido aprendiendo que hay cosas sobre las cuales simple y llanamente no podemos damos el lujo de hacer bromas.
Pero el trastorno bipolar y sus trastornos relacionados son asignatura pendiente. Por alguna egoísta razón, seguimos creyendo que es perfectamente lícito hacer objeto de burla ya sea a la enfermedad o a quien la padece.
El trastorno bipolar es una condición crónica, de una extraordinaria dureza para quien la vive, exponiéndole -en caso de no recibir la ayuda profesional indispensable-, a un gran sufrimiento y a un despiadado deterioro tanto en su calidad de vida como en sus relaciones interpersonales.
Por un elemental sentido de decencia y solidaridad, es tiempo ya de que le demos la importancia que realmente se merece y nos dejemos de chistes fáciles.