octubre 16, 2025

La crisis orgánica del MAS

[responsivevoice_button voice=”Spanish Latin American Female” buttontext=”Pulsa para escuchar”]

El
año 2014, Evo Morales fue reelecto para una gestión más con un
histórico 61%, y prácticamente venciendo en todos los departamentos
del país con excepción de Beni donde perdió por aproximadamente 12
mil votos. Esta victoria desató una gran cantidad de análisis en
los estudiosos de las ciencias sociales y los protagonistas
políticos, sin embargo, resaltan tres explicaciones de la victoria:

Álvaro
García Linera, quien aseveró en un texto pequeño publicado por la
vicepresidencia, que “el campo político había girado a la
izquierda”, usando una metáfora tomada de los principios
geométricos de Euclides y el espacio euclidiano, mezclado con la
teoría de la hegemonía gramsciana. En pocas palabras, el ex
vicepresidente aseveró que los valores y los principios de
izquierda ahora se encontraban en el centro de la sociedad, y que
existió, palabras textuales: “un cambio de posición
izquierdizante en el campo político (…) (que) ha
convertido a su vez a la izquierda en el “centro” de gravedad
política.” Esta era la explicación de Linera para exponer la
victoria de Evo.

Otra
explicación, no tan difundida, la realizó Roger Córtez, un
intelectual de centro izquierda ecologista muy crítico al MAS en su
libro; “Del Auge a la descomposición de un Proceso de Cambio
2013-2021”. Córtez, habló de que la victoria de Evo se debe más
bien a que el voto fue un voto conservador, es decir, un voto para
conservar lo adquirido en los últimos años de la Revolución, no
tanto para profundizarla hacia un camino más izquierdista, sino más
bien para cuidar los avances económicos y sociales iniciados el año
2005 (¿estabilidad?). No fue un voto porque la gente habría
cambiado sus valores, sino más bien porque la gente deseaba
conservar lo ganado. Era un voto pragmático.

Una
tercera explicación, también muy difundida mediáticamente, pero
que no tuvo tanta relevancia en círculos intelectuales, fue la
impulsada por sectores afines a Juan Ramón Quintana y otros grupos
evistas, se denominó “factor Evo”, es decir, solo porque estaba
Evo en la papeleta se ganaba cualquier elección, subordinando el
MAS a la imagen del líder. Esta teoría, se argumentaba bajo el
criterio de que en elecciones donde no participó Morales, como las
subnacionales o las elecciones judiciales, bajaba la votación a
favor del MAS, y cuando participaba ganaba. Denominamos a esta como
la teoría del culto a la personalidad.

Los
asesores de Morales y su círculo interno, basándose en la
explicación 1 y 3, pensaron que lo mejor sería cambiar la
constitución para que Morales pueda postular una vez más a las
elecciones el año 2019, aunque aún faltaban más de 3 años para la
nueva contienda electoral. Es ahí donde se originó el referéndum
del 21 de febrero para cambiar la Constitución Política del Estado.

El
referéndum lo perdió Evo Morales con el 49% de los votos, contra el
51% que votaron por la opción del NO, por lo cual Evo no podía ir a
una elección más. Las lecturas de la derrota fueron varias, pero
también resaltaron tres:

Álvaro
García Linera, quien era (es) el principal ideólogo del masismo,
aseveró públicamente que la derrota ocurrió por las redes
sociales y la guerra mediática. Razón por la cual después se creó
la dirección de redes sociales y también las principales
autoridades del Estado ingresaron a las redes sociales de manera
tardía.

La
segunda explicación, también proveniente de círculos
quintanistas, pregonó la idea del: “Cartel de la Mentira”, para
teorizar la existencia de un aparato mediático que emitió mentiras
que calaron en la gente y que por eso votaron por el NO. A esto se
aumenta la idea de la conspiración estadounidense, es decir, que no
solo existió una estrategia del “Cartel de la Mentira” para
derrotar a Morales, sino que en esta estrategia también participó
Estados Unidos.

La
tercera explicación, que fue teorizada por otros intelectuales
(incluso por algunos masistas), fue que, en realidad, la gente no
votó por el “SI”, no porque estarían en contra del Estado
Plurinacional (hace dos años habían elegido esa opción con un
61%), sino porque querían que exista otra persona que conduzca el
Estado Plurinacional, y no Evo Morales. Es decir, reconocían el
aporte de Evo al país (en las encuestas su aprobación no bajaba
del 50%), sin embargo, querían que el Estado Plurinacional continúe
su camino sin la tutela del culto a la personalidad.

Aquí
saltan muchas interrogantes, ¿cómo es posible que Evo Morales haya
perdido en menos de dos años más de 12 puntos porcentuales sabiendo
que hizo una gran gestión política, social y económica? ¿La
teoría de García Linera del giro a la izquierda no era la correcta?
¿La teoría que si estaba Evo en la papeleta ganaba cualquier
elección no era correcta? Todas estas preguntas parecían complicar
el análisis porque ya no explicaban la victoria, ahora debían
justificar la derrota.

De
todas maneras, a pesar de esto, Evo fue habilitado para una
reelección más el año 2019 de manera bastante criticable, saltando
por alto, la decisión del referéndum del año 2016 (acción
criticada en su tiempo por el autor de este texto y quien fue llamado
traidor ya en la gestión 2016). Bajo el pretexto de que era un
derecho humano la posibilidad de ir a una reelección. Morales
participó en las elecciones 2019 con bastantes altibajos y con
bastante dificultad, y en curso un golpe de Estado que se encontraba
en la fase del “calentamiento de calles”, según Gene Sharp.
Desde el incendio de la Chiquitania hasta el motín policial y el
ataque a las dirigencias masistas por parte de grupos paramilitares,
todo fue un golpe de Estado planificado y bien ejecutado, que, sin
lugar a dudas contó con la participación (por acción o por
omisión), del gabinete de seguridad de Evo Morales, en complicidad
con los sectores anti masistas que usaron la consigna de “fraude
electoral” para movilizarse y derrocar al gobierno.

Evo
Morales obtuvo, a pesar de todo, un 47%, su votación más baja desde
el año 2005, y casi 15 puntos porcentuales menos que el año 2014.
Nuevamente aquí saltan interrogantes: ¿cómo es posible que un
presidente -quizás el mejor en la historia del país- haya perdido
tantos votos en 5 años, cuando tuvo la gestión con mayor
presupuesto y con mayor entrega de obras de los últimos casi 200
años? ¿Por qué se produjo un desgaste tan crónico desde el año
2014? ¿Por qué el MAS perdió llegada a la gente? ¿Por qué el MAS
perdió el control de las calles? ¿Por qué no actuó su gabinete de
seguridad y político?

El
47% de Evo Morales no le alcanzó para seguir en la presidencia, y
poco tiempo después de las elecciones tuvo que renunciar por el
golpe de Estado en su contra. Lo llamativo yace en que, una vez
concretada la renuncia de Evo Morales y para muchos sectores
opositores la caída de la Revolución Democrática Cultural, las
calles estaban tomadas por sectores reaccionarios no por sectores
masistas (acostumbrados a tener un dominio de las calles), y que muy
pocos sectores salieron en defensa de Evo Morales. La gente salió en
protesta cuando los sectores reaccionarios denominados “pititas”,
empezaron con la quema de la Wiphala y los ataques directos al Estado
Plurinacional por el gobierno de Añez, quien al verse rebasada por
el levantamiento social en El Alto y en regiones de Cochabamba, tuvo
que retroceder en su intento de eliminar la plurinacionalidad, no sin
antes masacrar a más de 30 personas. Este dato no es menor: la gente
no salió por defender a Morales (al culto a la personalidad, si
quieren decirlo), salió en defensa de la Revolución o del Estado
Plurinacional (quema de la Wiphala), lo que corrobora de alguna
manera la tesis dos del primer tema (Roger Córtez) y la tesis tres
del segundo tema: La gente votó el 2014 no por Evo únicamente, sino
por conservar los avances de la Revolución, y la gente votó por el
NO el 21 de febrero, no por estar únicamente en contra de Evo
Morales, sino por defender su revolución y al Estado Plurinacional
del culto a la personalidad.

Existe
una hipótesis anexa de la crisis política del 2019, la teoría del
fraude electoral del MAS, la cual no solo carece de rigurosidad y no
vale la pena repetirla, sino que también es negada por la misma
realidad, con los resultados electorales del año 2020, cuando el MAS
(sin ser gobierno ni tener control del TSE) obtuvo el 55% de los
votos. La teoría del fraude electoral evita realizar un análisis
más profundo sobre lo sucedido el años 2019, porque oculta las
verdaderas razones por las que la gente se movilizó en contra del
gobierno de Evo Morales, (algunas legítimas como la defensa de la
democracia en su vertiente institucional-liberal y otras simplemente
muestras de racismo por sectores sociales -de clase media urbana
fundamentalmente- que aprovecharon la oportunidad para sacar a
relucir todo el racismo y odio acumulado en 14 años de Revolución).
Me atrevo a decir, que para los mismos sectores opositores al
masismo, hablar de fraude electoral es un escollo para entender lo
que sucede actualmente en el país.

Sobre
las lecturas del golpe de Estado, existen varias y de diversa
naturaleza, sin embargo, se puede agrupar en seis grupos:

Las
lecturas que hacen hincapié en Evo Morales, como “Evo, operación
rescata”, de Alfredo Serrano Mancilla.

Las
lecturas cronológicas, que tratan de explicar lo sucedido en base a
una línea temporal y diversas periodizaciones a lo largo de la
Revolución Democrática y Cultural (algunas parten desde la “Guerra
del Agua” o la marcha por la vida, y otras desde la misma
colonización en 1492), como “Fraude de la OEA, y golpe de Estado
en Bolivia” de César Navarro, “Golpe Fascista en Bolivia”, de
Alberto Echazú, “Golpe de Estado y fascismo en Bolivia”, de
Jaime Choque Mamani, “Generación Wiphala” de diversos autores,
etc. Estos textos explican incluso día a día lo sucedido en los
fatídicos días previos y posteriores a la renuncia de Evo Morales,
pero también producen conceptualizaciones para explicar lo
acaecido, como calificar directamente de fascista el golpe, o, en el
caso de César Navarro, por ejemplo, explicar la caída por un
desgaste producto de los mismos errores de la última gestión (la
electrolización del proceso de cambio, la falta de formación
política, hacer hincapié únicamente en la economía y dejar de
lado la concepción ideológica, etc.)

Las
lecturas teórico-conceptuales que también son varias y están
ligadas directamente con las cronológicas, por ejemplo, “Golpe de
Estado en Bolivia, la soledad de Evo Morales”, donde Hugo Moldiz,
teoriza incluso la naturaleza de la Revolución Democrática y
Cultural, “El noviembrismo” de Jorge Ritcher, que es una especie
de diccionario del golpe de Estado, o “El Ángel de la Historia”,
de Rafael Bautista, que con gran precisión va describiendo el
funcionamiento del golpe, pero también las causas profundas que lo
provocaron (incluso en un ensayo del texto, predice la posibilidad
de un golpe desde diciembre del 2018).

Las
lecturas geopolíticas, aquí resalta el libro de Juan Ramón
Quintana, “Golpe de Estado en Bolivia, contra ofensiva imperial”,
que habla de que el golpe de Estado en Bolivia sucedió como parte
de un plan de dominación continental geopolítico, tesis en demasía
conocida, quizás en este tipo de lecturas geopolíticas, también
es menester volver a mencionar la del libro de Rafael Bautista, el
cual también tiene un enfoque geopolítico más integral que el de
Juan Ramón Quintana.

Las
lecturas del golpe desde los medios de comunicación, donde se
encuentra, por ejemplo, el libro de Jaime Iturri, “El país de mis
desvelos”, y también “la invención del monstruo” de Iván
Gutiérrez.

Las
lecturas desde el indianismo-indigenismo, que no tocan precisamente
el golpe, o no lo mencionan como punto nodal de análisis, sino más
bien, las masacres sucedidas y el odio expresado por el racismo de
los denominados sectores pititas, menciono, por ejemplo, “Wiphalas,
luchas y nueva nación”, de varios autores bajo la coordinación
de Pablo Mamani Ramírez.

Todas
estas lecturas, y muchas más que no menciono por temas de espacio,
vienen a acumular las múltiples visiones y voces teóricas sobre el
golpe del año 2019 y sus consecuencias. Asimismo, todas, de alguna
manera, están relacionadas, y no es posible encasillar, cada uno de
estas lecturas únicamente en un grupo de manera aislada.

Ahora,
ingresando a lo que denominaremos la segunda fase del Proceso de
Cambio, con la victoria electoral de Luis Arce y David Choquehuanca
con el 55% de los votos, ingresamos a la temática de la crisis
orgánica del MAS, la cual tiene sus inicios el año 2014, como
pudimos ver en este recorrido histórico.

El
año 2014, con la victoria de Morales con el 61%, el MAS como partido
tenía la misión histórica de empezar a debatir la transición o la
renovación en la misma revolución, sin embargo, ante la intensión
de Morales de negar el debate, y de hablar únicamente de su posible
reelección, se postergó un debate necesario en el MAS que hoy
(gestiones 2021-2022-2023), estamos llevándolo a cabo. La crisis del
MAS actualmente, es la crisis de la transición y ahora llamada
renovación, la cual debió debatirse el año 2014, inmediatamente
después de que Evo Morales ganara la elección. Es decir, que
inmediatamente la victoria de Morales se debió iniciar la discusión
por quién o quiénes serían los siguientes cuadros en conducir la
Revolución (actualmente, Luis Arce y David Choquehuanca).

En
otras palabras, la crisis orgánica y política que está ocurriendo
en el MAS, es un debate atrasado, porque debió debatirse de cara al
año 2019 la transmisión ordenada de mando como sucedió por ejemplo
en Brasil, con Lula-Dilma o en Argentina con Cristina
Fernández-Alberto Fernández, o varios otros ejemplos. El rehusar el
debate no hizo otra cosa que ocultarlo, motivo por lo cual ahora
estamos viviendo esta crisis. Asimismo, debatir la transmisión de
mando, no quiere decir, “jubilar a una generación” o “retirar
de la política” a un líder, como por ejemplo, sucedió en Brasil
donde se puede ver con más claridad que la transmisión de mando no
significó el retiro de Lula de la política, de la misma manera, en
Argentina, la salida de Cristina Fernández de la presidencia no
significó su retiro en la política, significó, más bien, la
oxigenación de un gobierno o de un proceso político de cambio
(progresista – popular).

Ahora,
para salir o para sobrellevar esta crisis orgánica-política, se
presentaron varias salidas, menciono las más destacadas:

La
salida institucional – electoral, que significa ir a primarias en
el interior del MAS para ver una salida ordenada a la división y la
crisis. Esta salida, siendo la más racional, no parece ser la más
popular entre los lideres del denominado “Proceso de Cambio”,
por los grados de desconfianza que existen, y porque ya se tiene el
precedente de que, si se escoge una dirigencia en el interior del
MAS que no comulga con la línea central del evismo, ésta es
retirada o negada.

La
salida por la fuerza, que, más bien, plantea exacerbar la pugna
interna hasta que uno de los dos bandos gane.

La
salida dialogada, en la que ambos bandos tomen en cuenta el criterio
del otro y exista un desprendimiento para hacer posible la unidad,
propuesta establecida fundamentalmente por Álvaro García Linera,
exvicepresidente.

La
salida por el caos, que significa más bien la división del MAS y
la competencia externa en elecciones nacionales, incluso en
diferentes partidos políticos.

Por
el momento, no existe un panorama claro sobre lo que vaya a suceder,
empero, las diferencias en el interior del MAS parece que se
inclinarán por el desastre, antes que por una salida salomónica o
pacífica – institucional.

Finalmente,
para terminar esta parte, es importante mencionar las teorizaciones
de García Linera en las últimas semanas, donde habló de que esta
revolución o este proceso político debe ser conducido únicamente
por indígenas, haciendo fuerza para que sea Evo Morales quien vuelva
a conducirlo, (cuando García Linera habla de indígenas generalmente
reduce la idea al caudillismo de Morales, el cual sintetizaría a la
masa movilizada y plebeya como en reiteradas ocasiones mencionó la
ex autoridad). Esta idea, aun siendo correcta porque el sujeto
histórico de la Revolución es el indígena (indio en nomenclatura
indianista), parece desactualizada por parte de Linera, debido a
cierto sustancialismo en sus apreciaciones, no viendo que el país
cambió en su composición política abrumadoramente desde el año
2005, solo hace falta ver la composición orgánica y
socio-identitaria de la Asamblea Legislativa Plurinacional, donde la
amplia mayoría representada es indígena, siendo incluso, algunos
indígenas opositores al MAS, ni que decir de las Asambleas
Legislativas Departamentales (incluyendo la cruceña), donde el voto
indígena o es mayoritario o tiene posibilidades reales de gobernar
sus departamentos o regiones. De la misma manera, hay tanto alcaldías
opositoras como gobernaciones opositoras al MAS que están dirigidas
por indígenas, siendo algunas de éstas, como Damián Condori de
cierto masismo disidente. Hoy, la Wiphala y el ser indígena no es
monopolio del MAS, y menos de Evo Morales, y ese éxito de la
Revolución Democrática y Cultural no es tomado en cuenta por García
Linera al momento de pensar que la Revolución solo puede ser
conducida por Morales, cuando la Revolución ya avanzó mucho en
inclusión social y política. García Linera no ve que los indios
(indígenas) ya hicieron su revolución burguesa (denominada
Revolución Democrática y Cultural) y la Bolivia que recibió junto
a Evo Morales el año 2005, no es la Bolivia que dejó el año 2019.

Conclusiones
preliminares, 9 tesis para entender la crisis del MAS

Para
entender lo que pasó el 2019 y lo que está pasando actualmente, se
debe entender el significado de la victoria del 2014 y las causas de
la derrota del 21 de febrero del 2016.

El
debate postergado entre los años 2014-2019 por la transición
(ahora ya llamada renovación), es el detonante para profundizar la
crisis en el MAS.

La
Revolución Democrática y Cultural se encuentra en una segunda fase
bajo el mandato de Luis Arce y David Choquehuanca, las similitudes
tanto en estilo de gobernanza como en forma de hacer política con
la gestión de Morales-Linera, son varias (relación directa con
sectores sociales, por ejemplo), empero, también existen
diferencias considerables, como la forma de tomar decisiones. Arce
demostró que no es un tecnócrata como se lo quiso hacer ver, sino
que es un político que expresa mucha mayor dureza que Evo Morales
en la toma de decisiones.

La
crisis tiende a agudizarse, hasta que no se realice una autocrítica
de la Revolución, y se encuentren las causas profundas de la caída
el año 2019.

Las
palabras de García Linera que únicamente Evo Morales, en tanto el
caudillo indígena (sustancia fetichizada), pueda dirigir la
Revolución, tratan de explicar un país que ya no existe, la
Bolivia del año 2005, ya no es la del 2023, son casi 18 años de
diferencia, y casi un ciclo político entero de diferencia (los
ciclos políticos en Bolivia aproximadamente duran 20 años).

La
división del MAS es más posible que nunca, eso puede significar el
fin del Proceso de Cambio, sin embargo, si se ve el contexto
regional, la salida del MAS del poder, no significaría su salida
definitiva sino más bien, un momento de readaptación del bloque
popular, véase Brasil y/o Argentina.

Las
fuerzas sociales y políticas tienden a la atomización, y Bolivia,
al parecer, está viviendo una época de disgregación social, la
cual solo puede ser contenida desde el Estado en tanto monopolio de
la fuerza y la toma de decisiones estratégicas en el país.

El
Estado Plurinacional, visto como una consigna o como parte de una
narrativa, no es únicamente del MAS, ahora existen varios otros
frentes, como Jallalla, Tercer Sistema, Alianza Social, etc., que se
rescatan como defensores del Proceso de Cambio y de las
reivindicaciones indígenas (muy probablemente todas votaron unidas
en contra del régimen de Añez y la reacción el año 2020), pero
no comulgan en el interior del MAS.

Electoralizar
el campo político de cara a las elecciones 2025, es un error que el
evismo cometió el año 2016, acelerando los tiempos y creando las
condiciones objetivas para el golpe de Estado el año 2019.

José Llorenti, miembro del MAS-IPSP

 Leer más 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *