La audiencia de juicio del Caso “Las Malvinas” en contra de 17 militares, procesados por su presunta participación en la desaparición forzada de tres adolescentes y un niño, fue reinstalada este lunes por el Tribunal de Garantías Penales de Guayaquil.
Los hechos se remontan al 8 de diciembre del 2024. En el barrio “Las Malvinas”, ubicado en el sur de la ciudad portuaria, los hermanos Ismael y Josué Arroyo, de 15 y 14 años, y sus amigos Saúl Arboleda, de 15, y Steven Medina, de 11, fueron detenidos por una patrulla militar, horas antes de desaparecer. Los cuerpos calcinados de los menores fueron hallados dos semanas después en la parroquia rural de Taura.
En la onceava sesión del proceso, testigos, incluidos varios de los militares imputados, han dado testimonios sobre lo que ocurrió esa noche, en la que inicialmente todos los uniformados afirmaron que las víctimas fueron liberadas con vida, negando cualquier relación con su asesinato.
No obstante, en un segunda reconstrucción de los hechos, en abril de este año, tres de ellos revelaron que los niños fueron golpeados y humillados bajo custodia.
Hasta ahora, la audiencia ha estado marcada por la revelación —durante un contrainterrogatorio encabezado por la defensa de los 17 militares procesados— de un video grabado de manera encubierta por un uniformado, en el que aparecerían varios efectivos golpeando a los adolescentes con objetos, entre ellos un fusil.
Testimonio de un soldado que pidió perdón a familiares
En un hecho inédito, el soldado Alex Xavier Q. A. pidió disculpas este lunes a las familias de las víctimas, reconociendo que ocultó información desde el principio de la investigación por temor a represalias. Además, dijo que estaba arrepentido de no haber evitado de alguna manera que los niños fueran agredidos por otros militares esa noche, asegurando que su rango era inferior al de las personas que estaban llevando a cabo los actos.
Agregó que su primera versión fue “planificada y organizada” por un abogado y aseguró que el subteniente John Henry Z. E. y el cabo segundo Sergio Francisco V. B. realizaron disparos al aire cuando se desarrollaba la captura de los menores.
En el camino al peaje de Durán-Tambo, afirmó también que observó cómo el soldado David Andrés A. C. golpeó con la culata de su fusil a dos de los niños, que iban a bordo de dos camionetas, divididos en parejas.
Una vez que arribaron al punto referido, según la versión, los menores fueron obligados a arrodillarse. El cabo primero Jonathan Raúl G. P. habría empujado a los pequeños para que quedaran boca abajo, y tras ello, comenzado a darles una paliza.
El testimonio da cuenta de que, posteriormente, la patrulla y los aprehendidos llegaron hasta el lugar en el que supuestamente ocurrió la liberación, al costado de un árbol caído en la parroquia rural de Taura, ubicada a 30 kilómetros de Guayaquil.
Allí, el subteniente John Henry Z. E. habría golpeado a Steven, de 11 años, con una correa. Al mismo tiempo, el cabo Jonathan Raúl G. P. presuntamente realizó una llave de sumisión a uno de los adolescentes.
Según el relato, el subteniente que comandaba la patrulla instruyó a los militares a elaborar una versión unificada de lo ocurrido. El acuerdo fue discutido el 10 de diciembre, dos días después de la desaparición, cuando redactaron primero un texto informal y, posteriormente, lo plasmaron en el parte oficial solicitado por un coronel.