La historia de Gisselle Hernández comenzó muy lejos de los millones que alcanzaría con Glamlite. Creció en Estados Unidos como indocumentada, en un ambiente donde solo se esperaba que encontrara un empleo básico para sobrevivir. Con el tiempo retomó sus estudios, obtuvo su GED (General Educational Development) y descubrió que quería dedicarse a los negocios.
Años más tarde, siendo ama de casa en Los Ángeles y buscando independencia, invirtió 1.900 dólares en luces para selfies que vendió a influencers, obteniendo 80.000 dólares en su primer año.
Esa base le permitió crear su marca de belleza, que en 2021 superó los 2 millones de dólares en ventas en un día.
Con ayuda profesional aprendió a manejar su dinero y construyó una vida estable para su hija.