Se convirtió en una leyenda en 1896 cuando Belém, Brasil, floreció gracias al comercio del caucho.
La ciudad experimentó un repentino aumento de la riqueza a medida que las exportaciones de caucho enriquecieron a los trabajadores agrícolas locales, que construyeron grandes mansiones con materiales europeos.
Sus familias se permitían lujos como enviar su ropa a Europa e importar agua mineral de Londres.
El “Theatro da Paz” era el centro de la vida cultural, albergando actuaciones de artistas europeos.
Entre estos artistas se encontraba Camille Monfort, una bella cantante de ópera francesa nacida en 1869, cuya presencia cautivó a los hombres adinerados de Belém y provocó celos entre sus esposas.
La belleza de Monfort y su audaz desprecio por las normas sociales la convirtieron en polémica.
Se rumoreaba que bailaba semidesnuda en las calles durante las lluvias de la tarde y a menudo daba paseos nocturnos solitarios a lo largo de las orillas del río Guajará, vestida con vestidos negros sueltos bajo la luna llena.
A medida que su popularidad crecía, también lo hacían los rumores que la rodeaban.
Se rumoreaba que había tenido un romance con Francisco Bolonha, una prominente figura local que supuestamente la bañó con un costoso champán europeo en su mansión.
Circularon historias más extrañas, sugiriendo que Monfort había sido afligida por el vampirismo mientras estaba en Londres, lo que explicaba su apariencia pálida.
Según estos rumores, desarrolló una sed de sangre humana, que se decía que hipnotizaba a las jóvenes con su voz durante las actuaciones, lo que les hacía desmayarse y le permitía aprovecharse de ellas.
Estos desmayos a menudo se atribuyeron al abrumador poder emocional de su música, pero algunos afirmaron que eran el resultado de fuerzas más oscuras.
También se rumoreaba que Monfort poseía habilidades sobrenaturales, como comunicarse con los muertos e invocar espíritus a través del ectoplasma en sesiones espirituales.
Se cree que estas actividades fueron ejemplos tempranos de espiritismo, que más tarde se practicó más ampliamente en círculos secretos en Belém, incluido el Palacio Pinho.
A finales de 1896, Camille Monfort fue víctima de un brote de cólera que se extendió por Belém. Fue enterrada en el Cementerio de la Soledad, donde su tumba permanece bajo la sombra de un gran árbol de mango.
El mausoleo neoclásico, ahora desgastado con musgo y hojas, cuenta con un busto de mármol blanco de una mujer y una pequeña imagen enmarcada de ella en negro.
En su lápida se lee:”Aquí yaceCamila María Monfort (1869-1896)La voz que cautivó al mundo”.
Sin embargo, algunos creen que su tumba está vacía, alegando que su muerte fue escenificada para ocultar su vampirismo y que Camille Monfort todavía vive en Europa, ahora con más de 150 años.
La leyenda de “La Vampiresa Amazona” perdura, lo que se suma a la mística que rodea su vida y muerte.