A lo largo del siglo XX, Coca-Cola supo adaptarse a los cambios sociales y culturales, manteniendo su imagen fresca y atractiva a través de campañas publicitarias memorables y la introducción de nuevas variantes de la bebida, como la Coca-Cola Light en 1982.
John Stith Pemberton, un farmacéutico en busca de un remedio para el dolor de cabeza, creó un jarabe a base de hojas de coca y nueces de cola, ingredientes que en esa época se consideraban medicinales.
Al mezclar este jarabe con agua carbonatada, sin saberlo, dio vida a una de las bebidas más icónicas del mundo.Inicialmente, Coca-Cola se comercializaba como una bebida medicinal en la farmacia Jacobs, donde se servían alrededor de nueve vasos al día.
Su creador, Pemberton, nunca llegó a vislumbrar el potencial de su creación. Fue Asa Griggs Candler, un visionario hombre de negocios, quien adquirió la fórmula en 1888 por tan solo 2300 dólares y supo convertirla en un fenómeno comercial.
Candler, con gran astucia, impulsó la marca a través de estrategias publicitarias innovadoras para la época, como la distribución de cupones de degustación gratuita y la inversión en publicidad en periódicos y revistas.
Gracias a ello, Coca-Cola se expandió rápidamente por todo Estados Unidos.
A principios del siglo XX, la compañía comenzó su expansión internacional, primero con la apertura de plantas embotelladoras en Canadá, Cuba y Panamá.
La popularidad de la bebida creció exponencialmente, convirtiéndose en un símbolo de la cultura americana y un refresco universalmente reconocido.
Durante la Primera Guerra Mundial, Coca-Cola se consolidó como un producto global al ser la bebida predilecta de las tropas estadounidenses.
Este hecho contribuyó a su internacionalización y a su asociación con valores como la alegría y la unión.