Mucho hablamos de los problemas y las graves crisis que aquejan nuestro país. Me incluyo en la tendencia. Nuestros periódicos y noticieros, siguiendo el sesgo de negatividad, explotan las noticias negativas. El impacto psicológico que esto causa en nosotros genera desgaste, desesperanza e incluso indiferencia.
Muchos ecuatorianos, especialmente jóvenes, sienten que todo empeora y que tal vez nuestro país no tiene arreglo —lo que los lleva a buscar un mejor futuro en otro lugar—.
En efecto, muchas cosas graves están pasando en Ecuador. Es algo que no se puede negar ni tratar de esconder. Y lo responsable es no apartar la mirada de ello: debemos reconocer lo que sucede, entendiendo sus causas y discutiendo sus posibles soluciones.