Un ejemplo de esto son los dos niños de 11 y 13 años que asesinaron a un policía a balazos, en Esmeraldas. Que los tiros hayan dado con el blanco a distancia “muestra que estaban preparados”, dice Ólger Romero, exmilitar y experto en balística forense y armamento.
Uno de los menores es ‘alias boquita’ quien después participó como custodio de dos abogados quiteños secuestrados, junto a otra menor que se encargaba de retirar dinero de cajeros automáticos.
Estos menores son parte de una amplia y preocupante estadística de la Policía Nacional que detalla que en lo que va del año, cerca de 1500 niños y adolescentes, de entre 12 y 17 años, han sido detenidos y están relacionados con una banda narco-criminal.
Los niños y adolescentes ya tienen expedientes abiertos por tenencia ilegal de armas, sicariato, microtráfico o robo a personas.
Cambio de hábitos
Juliana Apolo, psicóloga educativa, señala que las familias e instituciones educativas tienen un rol fundamental en identificar señales tempranas que permitan evitar que las bandas capten a los menores.