En Ecuador, la temporada navideña de 2025 llega con señales claras de reactivación
económica. A pesar de la incertidumbre global y de los desafíos logísticos que arrastró
el comercio en los últimos años, el 2025 trae un respiro para el mercado ecuatoriano.
Después de dos años marcados por cautela en el gasto, las familias ecuatorianas vuelven
a comprar con mayor anticipación y confianza. Esto no es percepción: las cifras
oficiales lo confirman. Según el Banco Central del Ecuador, las importaciones
registraron un crecimiento del 9,23 % en relación con el mismo periodo de 2024, un
aumento que revela que la demanda interna está recuperándose y que la Navidad vuelve
a posicionarse como uno de los motores de mayor dinamismo comercial del país.
Un consumidor que vuelve a moverse
La tendencia de los hogares ecuatorianos a adelantar sus compras navideñas
especialmente de juguetes y decoración se consolidó este año. Muchas familias han
comenzado a adquirir productos entre septiembre y octubre, un comportamiento
influido por la búsqueda de mejores precios y por el temor a posibles faltantes de
inventario durante diciembre, un fenómeno observado en temporadas recientes.
Las categorías más buscadas siguen siendo las tradicionales:
Juguetes, que representan el pico más alto de demanda navideña.
Decoraciones, desde luces hasta guirnaldas y productos electrónicos de
ambientación.
Alimentos y bebidas importadas, que mantienen su protagonismo en las cenas y
reuniones familiares.
Los comercios, por su parte, reportan un mayor tráfico tanto físico como digital. La
compra híbrida ver, comparar y preguntar en redes; comprar en tiendas o por Courier se
instaló definitivamente en el país.
Tres gigantes que abastecen la Navidad ecuatoriana
En la práctica,
“la Navidad ecuatoriana” tiene tres orígenes principales: China, Estados
Unidos y la Unión Europea. Los datos oficiales así lo muestran, situando a estos
mercados como los mayores proveedores de productos navideños importados:
China, que domina el segmento de juguetes, luces y decoración con precios
accesibles.
Estados Unidos, que abastece tecnología, ropa, alimentos premium y licores.
La Unión Europea, que mantiene una fuerte presencia en chocolates, bebidas y
productos artesanales.
Esta concentración no solo marca tendencias de consumo, sino también
vulnerabilidades: retrasos logísticos, cambios arancelarios o fluctuaciones en estos
mercados repercuten directamente en los precios y la disponibilidad dentro del país.