Según el biólogo, Adrián Hurtado, lo que hace un incendio forestal es destruir el hábitat exacto de la flora y la fauna; es decir, el hogar de cientos de especies endémicas y especies introducidas que ante un incendio se desplazan a otros ecosistemas o pueden estar en riesgo de desaparecer.
Hurtado explica que son grandes las secuelas que dejan los incendios y el proceso de regeneración de la flora puede llegar a tardar años, debido a que el suelo necesita de macronutrientes como el litófono, todo el potasio, que permiten el crecimiento de nueva vida en el suelo.
Otro problema que se evidencia es la mala calidad de agua producida de plantas endémicas como los pajonales que permiten la infiltración de agua al suelo, reducen los procesos erosivos y favorecen el rendimiento y la regulación hídrica mediante la recarga de reservorios de agua.
“Lo que tenemos nosotros, son palillos de fósforos gigantes que pueden desencadenar incendios agresivos como lo hemos visto en estos días”, dijo Hurtado.
Además, explicó que un proceso de reforestación de la magnitud de los incendios provocados podría demorar hasta 50 años o más, esto va de la mano con problemas como la sequía prolongada.
“El crecimiento de los árboles es lento hasta poder desarrollar su follaje, poder cubrirse de hojas y más adelante llegan otras especies”, comentó. 2024 es el año con más hectáreas quemadas a causa de los incendios forestales.
La Secretaría de Riesgos estima que se han registrado más de 36.399 hectáreas quemadas y 3.718 incendios forestales. Tras los incendios, el proceso reforestación podría tardar hasta 50 años.