septiembre 9, 2024

LOS PRIMEROS FOTÓGRAFOS EN GUAYAQUIL Y SU HISTORIA

A partir de ese momento, se experimenta con técnicas en soporte de metal, hasta que se inventa la fotografía en papel y con ella las tarjetas de visita, similares a las actuales tarjetas de presentación, pero con retrato incluido.

La historia de la fotografía empieza para los ecuatorianos en 1841, destacaba el Dr. Hugo Delgado Cepeda (+), cuando un vapor belga trae al puerto de Guayaquil, el primer daguerrotipo.

La fotografía se democratiza cuando se empieza a imprimir en serie. Así florecen los primeros establecimientos fotográficos:

Leonce Labaure, Eugenio Manoury “Fotografía del Guayas”, Ricardo Tossell, Vargas Corbacho, Julio Bascones.

En 1864, arriba la española Comisión Científica del Pacífico con un personaje que tomaría las fotografías urbanas más antiguas que se conservan de Guayaquil: Rafael Castro Ordóñez documenta los muelles, el Ayuntamiento, la iglesia de San Pedro y hasta la casa esquinera donde funcionaba la firma “R.T. Retratos de Ambrotipo y Fotografía”, de su compatriota Ricardo Tossel.

ALBUMES CON IMÁGENES URBANAS

La fotografía como medio artístico gana en importancia cuando se publican álbumes con imágenes urbanas. En 1892 aparece Vistas de Guayaquil, con 22 fotos que presentan la cara de una ciudad que aspira a ser “moderna”, con hermosos monumentos, amplias edificaciones, navegación a vapor y fábrica de gas.

De similares características son los álbumes Recuerdo de Guayaquil, 1909; Guayaquil a la Vista, 1910 y 1920; El Ecuador en el Centenario de la Independencia de Guayaquil, 1920; América Libre, 1920; entre otros.

Guayaquil entra al siglo XX con una población que ha crecido geométricamente, a causa de las migraciones internas y externas, interpelada por una modernidad cultural que le sobreviene vertiginosa.

La actividad fotográfica se revitaliza con la incorporación del fotoperiodismo en los principales periódicos:

El Telégrafo, El Grito del Pueblo, La Nación, El Tiempo, El Guante y en las revistas ilustradas, cuyos lectores pertenecen a una nueva clase: la media, formada por comerciantes, abogados, médicos, burócratas y artistas.

AUGE DE FOTÓGRAFOS

En 1900, una legión de fotógrafos profesionales ya habla de los beneficios de la cámara Kodak y lee el “Manual de Fotografía” impreso por Garnier.

La aparición de las instantáneas contribuye al auge de los fotógrafos aficionados.

Autores clave de la historia de la fotografía ecuatoriana en el siglo XX pertenecen al gremio de los “aficionados”, como el cuencano Emanuel Honorato Vázquez, el guayaquileño Rodolfo Peña Echaiz y el brasileño-libanés y ecuatoriano de adopción Antonio Hanze Sarquiz.

En Guayaquil siempre predominó la actividad fotográfica vinculada a los géneros tradicionales del retrato y el paisaje.

Entre los cultores del primero, destacaron Julio Bascones, José Menéndez de Menéndez & Jaramillo, Enrique Lasarte, Rodolfo Peña Echaiz, Enrique de Grau e Iscla, Arturo González, Arsenio Santos Garzón, Foto Rafael, Miguel Wengerow, Miguel Rogelio Jordán, entre otros.

Y entre los paisajistas, sobresalieron los Hnos. Till, Fotografía Alemana, José Rodríguez González, Enrique de Grau, Julio Timm, Miguel Ángel Santos, Antonio Hanze Sarquiz, Víctor Iza Rodríguez, John N. Carras y Elio Armas. LOS AÑOS SETENTA

Podemos afirmar que en los años setenta del siglo pasado, la fotografía artística se renovó con el ensayo fotográfico.

Entonces, los nuevos artistas elaboraron monografías visuales con temas específicos de diversa índole, mediante la fotografía directa. De esas jornadas descuellan los nombres de Luis Costa, Jorge Massucco, Carlos Mora, Marina Paolinelli, César Franco y Bolívar “Bolo” Franco. Y entre los últimos fotógrafos del puerto, hay dos que son imprescindibles: Ricardo Bohórquez y Amaury Martínez.

El Consejo Nacional de Cultura publicó dos sendos libros de Bohórquez y Martínez que amplían la bibliografía fotográfica en el Ecuador. “Guayaquil” y “El Circo” son, respectivamente, los ensayos fotográficos de estos autores que revelan una mirada que escapa a la visión hegemónica de los fotógrafos oficiales de la “regeneración urbana”.

En Ricardo Bohórquez y Amaury Martínez no existe el afán de pintar los cielos de Guayaquil ni hacer propaganda de la administración municipal.

Por el contrario, la perspectiva que manejan es inseparable a su compromiso con la realidad social, que aparece recreada desde múltiples aristas, gracias a la libertad de representación que implica el quehacer fotográfico.

NO DESCUBRE SU RIQUEZA FOTOGRÁFICA

Hoy los fotógrafos siguen bregando con este problema. Si bien en los últimos años se han multiplicado libros y ediciones sobre fotógrafos ecuatorianos contemporáneos, muy pocos son los dedicados a la fotografía histórica y casi todos se publican desde Quito.

Y es que Ecuador es un país que aún no descubre su riqueza fotográfica. No somos conscientes del extraordinario legado que nos dejaron estos visionarios del lente.

Se impone, entonces, la necesidad de precautelar, incrementar y difundir los acervos, tanto públicos como privados.

Hay que poner en valor los archivos fotográficos del país, no solo porque atesoran parte de la memoria visual de las comunidades, sino porque representan la posibilidad de conformar un fondo, un acervo en construcción que deberá incrementarse con el aporte y contribución de ciudadanos preocupados por recuperar la memoria de su familia, barrio, pueblo, ciudad.

Es necesario, asimismo, recurrir a una visión más abierta y dinámica del patrimonio fotográfico. RESCATE DE LA MEMORIA.

Hay que superar el discurso que giraba en torno al “rescate” de la memoria, para acercarnos a la posibilidad de que un mayor número de ciudadanos se involucren en la construcción, preservación y difusión de su propia memoria social, como recurso y creación cultural.

Esto nos ayudaría a superar el carácter elitista que históricamente ha existido en los criterios de formación de colecciones y se convertiría en una práctica democrática dirigida a que los individuos e instituciones elaboren su propio “banco de la memoria”, donde la fotografía juega un rol muy importante.

Si entendemos que la fotografía conlleva el registro de información relevante para individuos y grupos, y contribuye a la permanencia de su memoria a través del tiempo, el apoyo a la preservación y difusión del patrimonio fotográfico no solo favorece la renovación del horizonte visual, sino que propicia y visibiliza en la escena pública, identidades culturales con escasa o nula presencia en las exposiciones en los museos del país.

Se trata de introducir una mirada antropológica incluyente que reconozca y privilegie las nociones de identidad, diversidad y diferencia cultural, en la formación de colecciones fotográficas y en las políticas de conocimiento y difusión de ese patrimonio.

La fotografía, como recurso, producto y proceso histórico de la sociedad ecuatoriana, debe ser salvaguardada por el Estado.

En el caso específico de Guayaquil, el Fondo Documental Fotográfico del Archivo Histórico del Guayas es el único archivo público de la región de la cuenca del Guayas que concentra un significativo material histórico fotográfico.

JORDÁN, CARCHI, PARRA, ARMAS, JARA, GONZÁLEZ, ENTRE OTROS, SIGUEN PRESENTES

La importancia del Fondo Documental Fotográfico radica en que ahí se encuentra el trabajo de fotógrafos de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, prácticamente desconocidos, como los pioneros de la fotografía moderna en nuestro medio:

Menéndez y Jaramillo, Enrique Lasarte, José Rodríguez González, Enrique de Grau e Iscla, Miguel Ángel Santos; así como de Rodolfo Peña Echáiz, fotógrafo aficionado que realizó una obra de interés, por su particular visión de la burguesía guayaquileña a inicios del siglo XX.

Algunos fotógrafos posteriores que siguen presentes en la memoria colectiva como retratistas y registradores de eventos sociales, como Rosalino Carchi, Luis Arévalo Carchi, Bolívar Arellano, Hugo Estrella, Rogelio Jordán, Rafael Carchi, Humberto Parra, Serafín Armas, Franco Andrade, Fausto Escobar, Lalo Calle, Jorge Espinoza, José Dimitrakis, Andrés Rendón, Juan Faustos, Walter Jara, Claudio Fajardo, Stalin Diaz, Fausto Escobar, Manuel Tama y González, Tommy y Eddie Wilmot, Fabián Peñaherrera, Julio Rivas Torres, Eduardo Salvador, casi no aparecen en este repositorio documental.

Valga la oportunidad, entonces, para ponderar a estos talentosos artistas, legatarios de una rica tradición fotográfica en la ciudad y el país, la misma que debemos conocer, valorar e impulsar su conocimiento a los ecuatorianos.

POR: Walter González

PARA: Coral Noticias NY

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *