Muy pocos individuos logran trascender e incidir en procesos históricos en el mundo. Nelson Mandela es definitivamente uno de esos personajes.
Sin su intervención, el terrible régimen de segregación racial del apartheid en Sudáfrica no hubiera terminado, situación que pudo desencadenar una guerra civil en el país.
Después de pasar tres décadas en prisión, Mandela logró reconciliar a una sociedad dividida y avanzar hacia un modelo de país en el que todos, independientemente de su color de piel, tuvieran los mismos derechos.
Cualquier persona en su posición hubiera acumulado odio, rencor e incluso deseos de venganza; no fue su caso.