Según cálculos del Colegio de Economistas de Pichincha, las pérdidas directas podrían fluctuar entre 1% y 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB).
En el primer escenario, el monto alcanzaría los $1.209 millones. En el segundo, en cambio, la pérdida llegaría a por lo menos $1.814 millones.
El Gobierno del presidente Guillermo Lasso intentó crear una normativa que ayude a reestructurar deudas empresariales en tiempos de crisis, pero la Corte Constitucional (CC) negó la iniciativa.
Si hay menos actividad económica y menos ventas, uno de los primeros sectores que lidiará con los efectos negativos es el sistema bancario.
Lo positivo es que, al contrario que en fenómenos de El Niño como los de 1997-1998, los bancos ecuatorianos actualmente están sólidos, tienen un nivel de morosidad bajo y han pasado con éxito crisis recientes (terremoto de 2016, con una caída económica de casi el 2% del PIB; pero sobre todo la pandemia de COVID 19, con una caída económica de casi el 8% del PIB).