mayo 18, 2024

Se instalaron campamentos permanentes para el monitoreo y seguimiento técnico a la anidación de tortugas marinas en el archipiélago de Galápagos

En promedio, la incubación de las tortugas verdes marinas dura 70 días; transcurrido ese tiempo, el equipo regresa a los nidos para retirar los cascarones y verificar el índice de eclosión. En ese contexto, la DPNG impulsa planes y programas de control de especies introducidas para identificar los riesgos de especies invasoras, como una de las principales amenazas para la biodiversidad en Galápagos.

La tortuga verde marina es vulnerable a las actividades humanas, por tanto, es una especie en peligro según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En su conjunto, las Islas Galápagos constituyen sitios de anidación por lo que la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas (CIT) consideró a sus playas como un índice referencial sobre la población de la especie.
A partir del 19 de enero de 2024 se instalaron campamentos permanentes para el monitoreo y seguimiento técnico a la anidación de tortugas marinas en el archipiélago de Galápagos. Esto se realizó en zonas específicas de la Quinta Playa y Las Bachas en las Islas Isabela y Santa Cruz respectivamente, donde la especie de tortuga verde marina (Chelonia mydas) desova cada año, entre enero y mayo.

Esta es una iniciativa del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), a través de la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG) y con el apoyo de Galápagos Conservancy, coordinó acciones para monitorear este proceso biológico con la participación de profesionales, guardaparques y voluntarios.

Para cumplir con este objetivo, la DPNG recluta voluntarios locales y nacionales quienes cumplen con una capacitación previa para el desarrollo de las actividades. In situ, con la supervisión de guardaparques y con las herramientas técnicas necesarias, se ejecuta un recorrido por las playas para localizar a las hembras y seguirlas hasta el lugar donde cavan su nido de aproximadamente 70 centímetros de profundidad, con la capacidad de albergar un promedio de 80 huevos. Posteriormente, el equipo técnico toma la información del nido, la registra y la almacena en una base de datos a fin de estimar el tiempo de eclosión.

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