abril 29, 2024

Alfonso Espín Mosquera._ A los candidatos

Ofertas van, ofertas vienen. Caminatas, abrazos por los barrios marginales; caravanas anunciando ‘la nueva vida’ para el país. Spots publicitarios, canciones, entrevistas; en fin ofrecimientos, arreglos para la inseguridad, panaceas para la economía, el desempleo. Toda una sapiencia para pedir el voto a los ciudadanos.

Esa ha sido la vida política a lo largo de la existencia republicana del Ecuador y de los países de América Latina: candidatos sabios, mientras dura la campaña y el momento de gobernar, o les da Alzheimer y se les borra todo lo que ofertaron, o simplemente se declaran ‘locos’ y no suceden los proyectos anunciados y entonces la problemática sigue y empeora.

Sería deseable que en esta ocasión las cosas cambien y ciertamente la gran mayoría de electores que no creemos quizá en ninguno de los postulantes a la Presidencia de la República y peor aún de los candidatos a la Asamblea, y seguramente estamos a la espera de la segunda vuelta para deshacernos del correísmo, con cualquiera que se dispute el sillón máximo del país, no volvamos a encontrarnos con la defraudación y el engaño.

Ahora, por el bien de toda la nación, es importante apelar al ganador, quien quiera que sea, para que entienda la transición en la que va a efectuar su Gobierno y haga de ese tiempo, uno de reparaciones a las situaciones más críticas del país y, sobre todo olvidando los egos, busque en las otras tiendas políticas, en la ciudadanía entera, los mejores profesionales para que le sirvan  al país con calidad y honestidad.

No puede incurrirse en las maniobras de siempre: ganar las elecciones para empezar a pagar con cargos públicos los favores recibidos en campaña. No debe estar condicionado el nuevo presidente a devolver las ‘inversiones’ que han hecho sus partidarios; tampoco la gente que apoya a tal o cual postulante debería tener como meta su colocación en el régimen, a como dé lugar.

Será importante que quien gane se dedique al cien por ciento a trabajar para devolvernos la paz, porque de lo contrario, no habrá inversión extranjera, tampoco nacional; ni es correcto anunciar demagógicamente la incursión a las clásicas carreras universitarias para todos los bachilleres, cuando se debería construir una plataforma pública de profesiones cortas que le den al nuevo graduado la oportunidad de laborar pronto, siempre y cuando el Ecuador recobre la seguridad de una vida pacífica y sin contratiempos.

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