julio 27, 2024

Efrén Guerrero. _ El mundo según el rock and roll: Las reglas del juego

No sé si ustedes han preguntado a su gente más cercana si “están bien”. En estas semanas de competición psicopática del poder político y patria, la construcción es espacios de civilidad y democracia se está convirtiendo en una experiencia completamente angustiante. Nuestros índices de cosas como la esperanza y la solidaridad se han vuelto una distopía del hombre como nuestro depredador principal. 

Y eso, en el fondo, eso es lo que nos hace desgraciadamente ecuatorianos. La nacionalidad la tenemos como una cruz. El éxito para los padres de esta tierra es que sus hijos se vayan. Llegar al trabajo es una lucha entre el tráfico, los otros hijos de vecinos, y el crimen. 

Para mí, esto no es un espectáculo o un ejercicio de laboratorio para politólogos. Para mi muestra que estamos fallando todos y que ninguno de los involucrados es inocente. Todos actúan por poder, pero no interés en el ciudadano. Somos una población violentada y violenta. deprimida y deprimente. Somos humanos. Hemos fallado. Les fallamos a nuestro país y nuestros hijos. Pero algo debemos hacer. 

Creo que el primer lugar es el cambio de las reglas del juego. Hay cosas que están superior a la norma jurídica, a la cultura o al clima social medible. Por ejemplo, esas que controlan el ajedrez. El movimiento de peones, afiles y caballos es una lógica infalible, que combinan la cultura, la matemática y la psicología. Las Reglas no fallan. Las reglas se entienden y funcionan. Las reglas no se obedecen por miedo, se obedecen porque hacen la vida mejor. 

Y nuestras reglas están corrompidas. Les pongo un par de situaciones. La primera: a los políticos no les importamos. Les importan tus votos. Ahí está el truco, y el reto de la ciudadanía en la elección. Una sociedad que ha parido al crimen organizado y nuestra clase política no puede calificarse de estable y funcional. Implica mirarnos de arriba abajo y asumir nuestras falencias. Salir de nuestra adicción violentar y violentarnos, deprimirse y deprimir. 

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