Se presenta con una periodicidad entre cinco y siete años; se caracteriza por un incremento en las temperaturas del mar. Lo que ocasiona una mayor evaporación que produce nubes y, por ende, fuertes lluvias, en especial, en la región Costa y Galápagos.
Lo explica Rasa Zalakeviciute, docente investigadora de la Dirección de Investigación de la UDLA.
Las lluvias -explica la experta- serán intensas que pueden causar inundaciones, deslizamientos de tierra y demás. “Causará pérdidas económicas en la región Costa, producto de las inundaciones, porque de lo que hasta ahora se conoce sí será un evento muy fuerte”.
Una de las señales fue el intenso calor que se sintió en julio, que fue uno de los meses más calurosos de la historia. “Con ello se puede ratificar que sí tendremos la presencia de El Niño fuerte”.
A esto se suma el impacto en el sector de la pesca . Cuando el mar se calienta se produce menos fitoplancton, que es el alimento de los peces. Esto ocasiona que los animales se vayan porque no tienen qué comer.
La experta indica que en el Sierra-Amazonia se espera un verano extendido, es decir, más seco.
Recordemos que a finales de año se sienten más lluvias, pero por la presencia de El Niño se espera más sequía en estas zonas de la serranía y amazonia. “Esto, en cambio, podría provocar incendio ya se han sentido en la capital”.
El Niño bajará de intensidad entre marzo y mayo de 2024. En esos meses, las condiciones climáticas estarán más neutras.