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<p>La figura simbólica de “matar al padre” no sorprende a nadie en América Latina. Lo hizo Lenin Moreno en Ecuador tras ser bendecido por Rafael Correa, lo está haciendo Luis Arce en Bolivia con Evo Morales. Pero en <a href=”https://www.elmundo.es/internacional/argentina.html” target=”_blank”>Argentina</a> apareció una nueva variante, <strong>la de intentar anular al anterior líder antes de que el nuevo sea ungido</strong>: el culebrón político lo protagonizan <a href=”https://www.elmundo.es/e/ma/mauricio-macri.html” target=”_blank”><strong>Mauricio Macri</strong></a>, ex presidente, y <a href=”https://www.elmundo.es/internacional/2021/11/17/6193c249fdddff23388b45d9.html” target=”_blank”><strong>Horacio Rodríguez Larreta</strong></a>, alcalde de Buenos Aires. Y el espectáculo es tan asombroso que acapara todos los informativos y conversaciones, para delicia de un peronismo debilitado y dividido que ve como la oposición se convierte en una bolsa de gatos.</p>