Lo más grave es que por la cantidad de migrantes la comida se acaba rápido. Miguel Ángel Quintero, quien llegó al refugio, contó que “apenas me estaba bañando y dijeron que no había comida ni nada y yo me iba a acostar así, porque imagínese, uno es migrante y… ¿si me entiende?, tiene que aguantar uno”
Aunque otros extranjeros resaltan lo positivo. Javier, migrante venezolano relató que esta experiencia ha sido dura, pero se han encontrado con almas caritativas.
Jorge Riaño, migrante venezolano, dijo que “en el refugio nos están dando las 3 comidas y son tres días que tenemos para estar acá. Tres días no más, después de los 3 días no sabemos qué hacer si no tenemos plata”.
En los refugios en Texas-Estados Unidos, la situación para los migrantes es complicada. Ellos se quejan de maltratos en algunos espacios habilitados en Brownsville.
Dina Núñez, organizadora comunitaria de Trabajadores Unidos, señala a AztecaTV que: “Tenemos 18 años que hemos visto de todo aquí en la frontera y fue la crisis humanitaria más fuerte que hemos vivido”.
Cuenta que necesitaron abastecerse con cobijas, toallas, alimento e incluso facilitarles llegar a su destino. Sin embargo, hay personas que quieren lucrar con los migrantes. “Quieren explotarlos económicamente”.