Las calles del sector 1 y 2 pueden mentir a los visitantes proporcionando una percepción tranquila, con personas ocupadas en sus negocios y niños disfrutando en el parque, pero basta adentrarse un poco más para descubrir una realidad desgarradora: casas agrietadas y, en algunos casos, la evacuación de familias enteras debido al peligro inminente.
Elsa Bustamante, residente de Solanda, recuerda cómo comenzó todo: «Fue desde que empezó la bulliciosa construcción del Metro. Las casas comenzaron a mostrar señales de deterioro».
Su vivienda es una de las afectadas. Por temor a ser desalojada sin recibir solución, invirtió $12.000 para reforzarla, con 15 columnas. «Todas las paredes estaban separadas por grandes grietas», lamenta.
A pesar de esto, explica que la Empresa Pública del Metro dice que “no existe ninguna relación entre el paso del Metro de Quito y las afectaciones”. Es decir, el recorrido de los trenes por debajo de la capital, según el Metro, no tiene repercusiones en la superficie.