diciembre 3, 2024

Magda Medina representante adjunta de ACNUR._ Por un mundo lleno de esperanza lejos del hogar

Requiere de mucho valor aguantar el nudo en la garganta, las lágrimas en los ojos y empacar algunas pertenencias para emprender un viaje incierto que promete asegurar el derecho humano más básico: la vida. Esto han tenido que hacer miles personas refugiadas que han llegado a Ecuador en búsqueda de protección y de un lugar donde reconstruir sus vidas y sueños, lejos de la violencia que los obligó a dejar sus hogares.

Desde el año 2001, ACNUR y el mundo conmemoran el Día Mundial del Refugiado como un recordatorio de que aún hay camino que recorrer para que ninguna persona tenga que huir de su país porque su vida corre peligro. Esta tarea se hace cada vez más larga por las innumerables circunstancias que rompen con la paz y la seguridad.

Pero en medio de estas situaciones ¿qué llenaría de esperanza a las personas refugiadas? La respuesta es visible en los ojos de todos y todas quienes han llegado al país en búsqueda de inclusión, solidaridad y empatía. Ecuador ha sido testigo y ha acogido desde hace muchos años a cientos de personas que han visto en este país, una nueva oportunidad para recobrar la esperanza lejos de su hogar.

Ángel Melo es un ejemplo de esto. Es un joven venezolano que, con rimas, beats y recuerdos, llega a las plazas de Cuenca y de otras ciudades del país para rapear por la inclusión. Es en ese lugar donde encuentra el calor de sus amigos, la sazón de los agachaditos de su barrio y los aplausos del público que lo vio convertirse en subcampeón nacional de competencias de freestyle. Como él, hay muchos. Carlos Acosta es campeón sudamericano de para-karate de Ecuador. Una persona venezolana que, tras haber perdido la movilidad de sus piernas, decidió que sus sueños no estarían atados a una silla de ruedas. Su determinación y fortaleza la concentró en sus brazos para ser uno de los mejores deportistas de para-karate en la región, dejando en alto el nombre del país que lo acogió: Ecuador.

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