El profesor Jesús G. Maestro, de la universidad de Vigo, divulgó un análisis sobre la conclusión de la Universidad Northwestern de EE.UU., respecto de un retroceso del coeficiente intelectual, problema identificado a partir de encuestas aplicadas a 400.000 personas norteamericanas. Esto querría decir que las capacidades intelectuales, que antes habían crecido, están sufriendo ahora una especie de atrofiamiento. Traducido en expresión coloquial, se diría que los individuos y la sociedad se están volviendo tontos.
La conclusión sobre un retroceso en el coeficiente intelectual, es cruda y subjetiva, porque hay diversas formas de considerar la inteligencia: por ejemplo, una persona iletrada que sobrevive en una selva o un agricultor que sabe los secretos para producir un alimento, son muy inteligentes. Sin embargo, sin lugar a dudas hay evidencias de que más personas tienen dificultades para interpretar, analizar, identificar y resolver los problemas de la realidad. El estudio de Northwestern señala retrocesos en razonamiento verbal, capacidad de resolución visual de problemas y análisis a partir de referentes del pasado.
El citado profesor, Jesús G. Maestro, precisa que el coeficiente intelectual está descendiendo en el siglo XXI, a pesar que hay más acceso a la información y se han multiplicado las universidades en el mundo, por lo tanto, comparativamente existe más población formada. Agrega Maestro, que es equivocado creer que el problema de la educación es un asunto de recursos monetarios, y no de contenidos. Afirma que una forma de establecer el coeficiente intelectual es la capacidad para comprender la literatura. Con ello está diciendo que el elemento más importante para el desarrollo del coeficiente intelectual es el lenguaje y el razonamiento verbal. Si es así, se puede concluir que el retroceso intelectual se produciría por una limitación en el desarrollo del lenguaje, como herramienta sine qua non de la inteligencia humana única e irremplazable.