Los primeros días del verano en Estados Unidos, Asia y Europa han sido probablemente los 15 días más cálidos de la Tierra desde 1979, lo cual ha coincidido con varias olas de calor simultáneas en el hemisferio norte.
El calor intenso se apoderó de amplias zonas del hemisferio norte; de esta manera, tres continentes están enfrentando olas de calor con temperaturas extremas cercanas a los 50°C. La situación hizo que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) resaltara la urgencia de reducir las emisiones de gases de invernadero a la atmósfera, pues, intensifican las olas de calor.
La primera quincena de julio en el remoto y árido noreste de China se registraron temperaturas de 52°C. Por otro lado, en el Valle de la Muerte de California se rompió el récord de calor jamás registrado en la Tierra, allí el mercurio de los termmómetros llegó a los 53°C. Finalmente, en las islas de Cerdeña y Sicilia, por ejemplo, se proyectaron temperaturas de unos 46°C según las agencias meteorológicas.
Las olas de calor se atribuyen al cambio climático, así como al fenómeno de El Niño en el Pacífico, lo cual empeora la situación climatológica en el plantea. Los expertos afirman que los récords de temperatura que se han roto estas pasadas semanas durante el verano boreal, aunque se habían proyectado, llegan más rápido de lo esperado, manteniendo en alerta a los gobiernos de todo el hemisferio norte.
Entre las estadísticas se tiene que diez millones de personas mueren a nivel global cada año por el calor extremo. Al tiempo, otros ocho millones de personas fallecen por la mala calidad del aire debido a la polución por gases de efecto invernadero. Así observamos como el cambio climático es uno de los mayores problemas de salud global de nuestro tiempo y ha demostrado cómo la carga del calor ha incidido en los índices de mortalidad en el hemisferio norte.
Junto con la variabilidad natural, el calentamiento de fondo de la atmósfera de la Tierra debido al cambio climático inducido por el hombre ha aumentado la posibilidad de alcanzar temperaturas récord; así lo afirmó Paul Davies, investigador principal de extremos climáticos de Met Office. Igualmente, las aguas cálidas alimentan tormentas más fuertes porque conllevan más vapor en el aire, lo que puede producir precipitaciones más intensas.
De esta manera, a medida que se intensifica la crisis climática, los científicos tienen claro que las olas de calor sin precedentes serán cada vez más frecuentes y más severas en la tierra. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Science Advances, señala la existencia de olas de calor mucho más extremas a las registradas en los últimos años y prácticamente, han pasado desapercibidas.
De interés: Este calor excepcional en los mares junto a un calentamiento extremo del Atlántico norte, se produce al comienzo de la entrada en escena del fenómeno de El Niño que complicará aún más la situación.